febrero 07, 2007

ELLA FRENTE AL ESPEJO.



¿Qué tenía él de especial? se preguntaba a diario ella cuando en las mañanas se miraba al espejo y lo primero que pensaba era en verse bien para agradarlo a él.
La verdad es que no tenía nada muy especial el individuo en cuestión, de hecho ella en más de una oportunidad se proyectó en el tiempo y pensó que ambos podrían estar juntos - tal vez casados – y en esas proyecciones siempre él se iría a jugar fútbol el fin de semana, ella se dedicaría todo el tiempo a los niños, rara vez o nunca recibiría un desayuno a la cama, seguramente ella debía andar de porvida en locomoción colectiva con los niños, incluso él se olvidaría de fechas importantes para ella… Sin embargo eso no le quitaba el pensamiento diario y matutino frente al espejo, entonces se vestía para él, se maquillaba para él, incluso se sentía linda para él…
Entonces ese día no fue distinto a los demás, se fue al trabajo esperando que él llame y la sorprenda como nunca con un “Te amo”, un “Bueno días amorcito”, o un “nos vemos más tarde”, pero, esto no ocurrió ese día (como de costumbre), sino que ella lo llamó a él una hora antes de terminar la jornada laboral haciendo las preguntas de rigor: ¿Se ha acordado de mi?, ¿Has pensado en mi?, ¿Vendrás a tomar once hoy?...
Mientras viajaba a casa observando la puesta de sol y el anaranjado cielo ella respiraba el amor, cada vez que tomaba aire sentía que pronto estaría con él en casa, nunca imaginó que ese día él no iría a tomar once aunque se había comprometido, nunca imaginó sentir esa angustia estomacal cuando la mesa estaba servida, dispuesta y él llama para suspender su encuentro, nunca imaginó que lloraría por eso, nunca imaginó que él no se hiciera la misma pregunta que ella todas las mañanas en el espejo, y sobre todo nunca imaginó que ella no pensaría igual mañana en la mañana cuando se mire al espejo…