enero 31, 2006

ENCUENTROS

El humo era como el vaho de los demonios, un humo seco y pasoso que expelía la pipa marrón del hombre cincuentón, lo peor de todo es que al hablar el desagradable olor del humo salía de su boca entremezclándose con el sonido de sus palabras y la saliva en su lengua. Ahí estaban, quién lo creería, frente a frente, se notaba algo familiar en ambos, tal vez lo delgado de su contextura, o la mirada de ojos semi abiertos como miopes, o quizás la forma en que acomodaban la bufanda cada cinco minutos... El hombre cincuentón comenzó a hablar esbozando sabiduría entre líneas, diciendo:

- Primero, pido que entiendas lo complejo de las circunstancias de aquellos a?os, después de todo, los a?os no han transcurrido en vano, o no estaríamos en este café esta tarde. No pretendo reparar mis errores a estas alturas, pero necesitaba decirte la verdad…

Hizo una pausa con un sorbo de café, denotando algo de nerviosismo trajinó una caja de fósforos y encendió nuevamente su pipa, al instante una lágrima cayó de su ojo derecho y un pa?uelo de tela detuvo el recorrido de la lágrima. Después de ello, prosiguió su charla de forma muy pausada…

- Conocí a tu madre en un viaje de estudios, bastaron solo unos meses de frecuentarnos y estábamos profundamente enamorados, ambos éramos orgullosos e inmaduros, discutimos un verano y nunca más volvimos a hablarnos, yo me deprimí mucho y me alejé a trabajar al sur, después de un mes me ofrecieron trabajo en Escocia, regresé hace algunos a?os y un amigo en común me informó del estado de salud de tu madre, la visité en la clínica antes de su muerte, ella me confesó que yo era tu padre…

El rostro del hombre más joven hizo una mueca y después de unos segundos de silencio, suspiro mirando al cielo, su mentón temblaba sutilmente cuando comenzó a hablar diciendo:

- Mi madre se encargó de que yo no tuviera padre nunca, creo que usted tampoco lo es, más bien usted es mi progenitor… - acomodó la bufanda y continuó - Lo complejo de las circunstancias permitió que no tengamos ningún tipo de vínculo afectivo, es decir, usted es un completo desconocido para mi y pienso que esta conversación carece de sentido…

Realmente el tiempo se detuvo, el hombre mayor se vio claramente reflejado en la actitud del joven, sin duda había heredado lo más crudo de su orgullo, se puso en pie dejando dinero suficiente para cancelar lo consumido por ambos y dijo con voz certera:

- Solamente quería informarte que te haré heredero de todos mis bienes, no tengo a nadie y solamente tuve a tu madre en esta vida… Fue un gusto conocerte.

Ambos caminaron en direcciones distintas tratando de buscar una explicación a todo esto…

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