marzo 16, 2005

De los instrumentos y sus bebidas:

Cuerdas para cuerdos

Bajo el parrón el cuarteto de cuerdas. El Chelo sólo bebía cerveza, en grandes cantidades, siempre respaldaba que la amargura en su boca era inspiración al sonido de su instrumento de melodiosa melancolía. La Viola siempre prefería vino, le encantaban las botellas de reserva, su familia le fomentaba "el gusto por la degustación vinícola" aunque en los ensayos bajo el parrón bebía cualquier cosa que parecía vino. El Primer Violín gustaba tragos fuertes, a los ensayos llegaba con un Pisco, Gin, Ron, Coñac o Vodka, estos licores los mezclaba con jugos o gaseosas y abundante hielo, La lengua se le trababa y el pensamiento se le distorsionaba, ya ni mantenía el equilibrio de pie, pero, sus dedos y muñecas se agilizaban dándole vida al conjunto. El Segundo Violín enlazaba las melodías notablemente, bebía de todo: un poco de chelo, de viola, de primer violín… Su estómago soportaba mezclas extrañas de alcohol.
Los ensayos del cuarteto de cuerda se llenaban a cabo cada 15 días bajo el parrón de la vieja casa, tenían una duración aproximada de 8 horas sin descanso y con abundante bebida, con el viento de la tarde las partituras volaban, los vecinos y vecinas mayoritariamente adultos mayores se deleitaban con los sonidos. El ensayo terminaba cuando alguno de los 4 se agotaba y decidía irse a dormir a la pieza de atrás.


Salud, amor y dinero

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