septiembre 08, 2004

Robo de besos...

Cleptómano de bocas.

Ella sentada durmiendo
con su rostro expuesto
hacia el pasillo de la micro,
era tan solemne,
sus gruesos labios en reposo
exigían ser probados,
sólo el verla era un deleite.
¿qué más será besarla?

Quise suavemente deslizar
mi mano en su rostro
y antes que abra los ojos besarla,
con un beso ahogado
de esos que no le dan cabida
al entrometido aire,
un beso seco, parco.

Y pensé que por no conocerla
me golpearía en la mejilla...
¿qué es mayor:
robarle un beso a un ángel
o ser castigado por osado?

Después de siete años y un mes
me persigue la idea certera
que debí besarla ese día,
justo hoy que he recibido
un golpe en la mejilla,
hoy que en mis labios
aún hay sabor a delito,
a labios dormidos,
a ángel…

No hay comentarios.: